( A los amados inocentes.
desde “El Cerro de la Campana”)
En el cielo tachonado
de la noche de Hermosillo
cuarenta y nueve querubes
asoman sus tiernos rostros
entre luceros y nubes.
Si en sueños al cielo subes
diles ¡cuánto los amamos!
Diles que los añoramos:
¡Cuarenta y nueve querubes
a los que tanto lloramos!
Diles que estamos aquí,
pero que también nos vamos.
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(A mi querida Sonora,
que sus querubines llora)
que sus querubines llora)
Dzunum
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